¿SE PUEDE SER AMIG@ DE UNA PERSONA MENTIROSA?

Conversaba hace poco con una amiga y me preguntaba cómo puedo ser yo amiga de una persona que sabemos que miente. Me puse a pensar al respecto. Este es el resultado.

Nadie sabe la realidad de nadie. En eso creo que estamos todos de acuerdo. Nos vemos las caras, pero no sabemos realmente lo que los demás llevan por dentro. De hecho, mucha gente no sabe ni siquiera lo que lleva ella misma por dentro realmente porque la mayoría de nosotros no reflexiona, no busca en su interior, no se muestra así mismo sin máscaras, sin armaduras, y sin las mentiras que – en mayor o menor medida- todos nos contamos a nosotros mismos sobre los personajes que solemos interpretar para nosotros y los demás.   En realidad, logramos conocer de cerca solo a un grupo muy reducido de personas. Ni siquiera los hermanos gemelos se pueden poner 100% el uno en los zapatos del otro. 

Otra obviedad es que nadie es perfecto, sería absurdo pensar que hay alguien que no cometa “faltas” de ningún tipo o no tenga “defecto” alguno. Si partimos de eso, resulta evidente que eso de ir juzgando a los demás es en sí, un “defecto”.  Vale, de acuerdo, no juzgamos, ¿pero eso implica que tengamos que ser amigos de alguien que miente?

¿Qué significa en primer lugar “ser amigos”? Una definición que encontré y me pareció adecuada nos dice: «Un amigo es una persona con quien se mantiene una amistad. Una amistad es una relación afectiva entre dos personas, construida sobre la base de la reciprocidad y el trato asiduo. Valores fundamentales en una amistad son la lealtad, el amor, la solidaridad, la incondicionalidad, la sinceridad y el compromiso.»*  ¿Son todas las amistades así de perfectas? Obviamente no.

Las razones por las que las personas mienten son muchas, la más común es evitar conflictos. Hay gente que miente porque cree que lo hace por el bien del otro, desde cosas muy inocentes como decirte “qué bien te queda el traje” cuando le parece que el traje te queda fatal pero como sabe que a ti te hace mucha ilusión, pues tu amigo te miente, te miente según él, porque te quiere.  O en temas mucho más complicados cuando un hombre le dice a su mujer que le fue fiel en un viaje de trabajo, cuando en realidad no lo fue. Y se lo dice por evitar un conflicto, porque cree que no fue nada y él está convencido que por amor le miente a su mujer. Otros mienten por miedo a defraudar, de hecho, la mentira del traje y la infidelidad son también para no defraudar al otro con “nuestra verdad”.  En general es por miedo, miedo a generar conflictos, miedo a decepcionar, miedo a no gustar, miedo al rechazo, a no pertenecer a un grupo, miedo a meterse en dificultades. Por ejemplo, miedo a que el amigo al que le dijiste “tu verdad” de que el traje le queda fatal se enoje contigo o miedo a decirle a tu mujer que le fuiste infiel, por las posibles consecuencias negativas resultantes, separación, divorcio, escenas de celos, etc.

Nosotros podemos pensar lo que queramos de esas actitudes y si somos conscientes de que juzgar a los demás es un defecto, pues nos tendríamos que bajar del falso pedestal moral en el que nos creemos. Podríamos reconocer que sí, esa persona miente y nos puede parecer moralmente inaceptable que mienta, ¿pero es solo eso lo que define a la persona? Además, si recordamos la definición de amistad de líneas más arriba, sabemos que hay otras cualidades que hacen que consideremos a alguien nuestro amig@.  

Finalmente, la amistad es mucho más que solo intercambiar “verdades”.  La amistad, como todo tipo de relación es dar y recibir. Con seguridad cada persona aporta a una amistad más que solo sus defectos. Si decidimos que solo pueden ser amigos nuestros las personas que llevan un récord intachable de conducta, puede ser que probablemente nadie nos escogería a nosotros como “amigo” para empezar. Por lo general en una amistad se comparte la misma escala de valores, aunque no sea al 100%.

¿Por qué me es fácil ser amiga de una persona que sé que miente?  Porque sé que la causa raíz de sus mentiras no tiene nada que ver conmigo. Soy consciente de que “me” puede mentir a mí, como “les” miente a otros. Como lo sé, ya que lo que dice esta persona puede ser cierto o no -en el peor de los casos un 50/50-  no me sorprende. Como no tiene que ver conmigo como persona, sino solo con ella misma, no me afecta. Como no dependo de esta amistad en ninguna forma, no me alarma. Pero como aprecio y quiero a esta persona por lo que es y aporta a mi vida, mantenemos la amistad.

Ya sabemos que muchas de las personas que mienten lo hacen por sus propios miedos, inseguridades y demonios interiores y no tiene nada que ver con nosotros. Le puedo dar desde luego a esta persona mi opinión sobre su actitud con respecto a mentir, pero es solo eso, mi opinión, porque no estoy en sus zapatos. Y no voy a cambiar a esta persona tampoco porque nadie es capaz de cambiar a nadie ni con todo el terror, ni con todo el amor del mundo. Solo uno mismo está en condiciones de cambiar, si así lo considera.

Ahora, no confundir, ni estoy justificando ni estoy haciendo apología a la mentira, en lo absoluto. Por el contrario, soy partidaria estricta de la sinceridad en toda circunstancia. Lo que sí hago es un llamado primero, a no juzgar, lo que juzgamos dice más de nosotros que del resto. Y segundo, a analizar por qué a nosotros nos da desmedidamente repudio el tema “mentira” (o cualquier otro), qué es lo que se detona en nosotros y por qué.

Finalmente, recordemos que la amistad es más que solo una suma de defectos personales.

Y a ti, ¿qué te detona desmedidamente?

* Fuente: https://www.significados.com/amigo/

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