TIEMPO PARA DORMIR, PARA DESCANSAR Y PARA AFILAR EL HACHA

Cuántas veces has oído a alguien decir: “Dormir? Para eso tendré tiempo cuando esté muerto”. O a gente que dice que no hay tiempo para descansar, que descansar es de ociosos. Algunos hasta te dicen que la gente que es exitosa lo es porque no descansa, que la gente exitosa duerme muy pocas horas y que, si no madrugas, tu dios no te ayuda. Tantos mitos, muchas veces tan dañinos. ¿Por dónde empezar?

Empecemos por el mito de que, si quieres aprovechar mejor tu vida o tu día, deberías dormir menos y descansar nada.  Cito nuevamente al Dr. Puig quien ha dado conferencias sobre el sueño como parte esencial de la salud física y mental. Él nos hace notar que el foco de la salud se pone por lo general solamente en la actividad física y la alimentación, y nos recuerda que el descanso también tiene una importancia clave para el desarrollo físico y mental de las personas. En una ponencia de junio de este año en Valencia, el doctor Puig nos recordó que actualmente, la OMS calcula que el 25 por ciento de los pacientes examinados por el médico de cabecera presenta ansiedad y que seis millones de españoles presentan síntomas de depresión. Él nos explica cómo la falta de sueño afecta a la actividad plástica del cerebro y altera la concentración, el ánimo, y la autoestima de las personas.

En su libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva” Stephen Covey nos explica la necesidad de detenernos a “afilar el hacha” en lugar de insistir en seguir estando ocupados talando árboles con un hacha o una sierra que ya perdió totalmente el filo. Pero mucha gente cree que estar ocupado es sinónimo de ser productivo. Nada más equivocado. Hay que trabajar inteligentemente, no trabajar duramente. Ese fue uno de los primeros libros de desarrollo personal que leí, que en esa época eran para mí, libros de desarrollo profesional solamente. Volvamos al sétimo hábito de Covey. Trabajar inteligentemente implica detenerse a revisar si lo que estamos haciendo es realmente óptimo o solo nos estamos manteniendo ocupados sin darnos cuenta de que en realidad no avanzamos. La metáfora del hacha se aplica a todas las situaciones y no solo laborales. Conozco a personas que están en trabajos que no les gustan ni les aporta gran beneficio económico ni posibilidades de crecimiento, pero en lugar de detenerse a plantearse estrategias de cambio para hacer algo que realmente les guste y los llene, te dicen muy convencidos, que no tienen tiempo para eso porque están ocupados con sus actividades acostumbradas por más infructuosas que estas sean. Típicamente estas personas se levantan por la mañana sin energía, se sienten débiles y con cero ganas de hacer algo. Se pasan la vida en actividades que no les gustan, no los llenan, ni los sacan de pobres, pero no se detienen a pensar un plan de cambio en su vida. Es como si estuvieran entumecidos en una actividad que los mantiene en trance de inmovilidad. Por eso es tan importante detenerse a afilar el hacha. Es algo tan obvio, pero parece que hay creencias limitantes muy fuertes que impiden dar ese paso. Hay que saber desde luego cuándo detenerse y cómo afilar hachas.  

Me da la impresión de que esa gente padece el síndrome de querer “estar superocupado” y “no tener tiempo para nada”. La gente que se ufana y hasta se enorgullece de eso es por lo general la gente menos productiva y menos organizada. Estar ocupado no es sinónimo de ser productivo. Es gracioso oír a gente quejarse de no tener tiempo, pero hacerlo con tanto orgullo. La gente realmente productiva es gente que se sabe organizar de tal modo que tiene tiempo para todo, para todo lo que le suma a su vida y a su desarrollo personal. Sobre todo, es gente que respeta sus horas de sueño, su momento de descanso, gente que sabe cuándo parar para afilar el hacha. Es gente que por lo general cuida muy bien en qué invierte su tiempo.  

Organiza tu día para que puedas tener de 7 a 8 horas de sueño. Los procesos de recuperación que ocurren mientras dormimos son tan o más importantes tal vez que los procesos en nuestro tiempo de vigilia. Durante el sueño nuestro organismo repara todo lo que haya que reparar. El Dr. Puig nos explica: “la melatonina activa genes nocturnos que se dedican a asegurar que no haya mutaciones que puedan dar lugar a tumores. Se libera la hormona de crecimiento que repara tejidos. El sistema inmune patrulla para destruir las bacterias o virus que pueda encontrar. Cuando no dormimos lo suficiente, se activa el sistema nervioso simpático y eso produce un desgaste innecesario y reduce nuestra eficiencia y productividad”.  Sabiendo todo eso, no darnos las horas necesarias de sueño se convierte en puro autosabotaje. El descanso nocturno debe convertirse en prioridad. Aprende a decir que no a actividades que no te sumen. Una situación casi absurda en la que yo también me he encontrado, es aquello de ser invitado a alguna reunión a la que no quieres ir y solo vas por “compromiso”, por “no quedar mal” y por el temor al qué dirán. Simplemente sé honesto contigo mismo, sé leal a tu bienestar y mejor no vayas. En ese tiempo podrías descansar, leer, salir a pasear a la playa o al bosque, aprender algo o pasar tiempo con personas con las que sí disfrutas, personas cuya compañía no es una obligación, sino un disfrute en tu vida. A veces tenemos que aprender que decir que no a ciertas actividades o personas es amor a nosotros mismos.

¿Y tú, te concedes el derecho a descansar? ¿Trabajas inteligentemente o solo arduamente? ¿Inviertes tu tiempo, que es vida, en actividades y compañías que te hagan bien? ¿Eres todavía de los que se enorgullecen de “no tener tiempo para nada” o ya eres de los que sí saben tener tiempo para todo lo que les sume en la vida?  

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