SOBRE EL AGRADECIMIENTO Y EN MEMORIA DEL ETERNO PABLO

Con el pretexto del día de Thanksgiving que se celebra en los Estados Unidos de América (no digo como muchos “América” porque América es un continente, no un país) esta semana, mi ensayo iba a tratar sobre el tema del agradecimiento solamente. Pero esta mañana leí en el post de una amiga, que otro ídolo de mi juventud, el excepcional cantautor cubano de trova, Pablo Milanés había fallecido hospitalizado en Madrid con las secuelas del cáncer contra el que luchaba. Imposible no rendirle mi humildísimo homenaje a ese genio musical.

He oído a alguna gente decir que serán agradecidos cuando hayan alcanzado tal o cual cosa porque aquello les dará felicidad y entonces tendrán porqué agradecer. Lo que he terminado de aprender, es que eso es justamente al revés, es estando agradecido con lo que eres, haces y tienes, que encontrarás esa felicidad dentro tuyo que tanto se suele perseguir afuera. La secuencia es la inversa a lo que nos suele enseñar la socialización cotidiana. No se trata de hacer para luego tener y finalmente ser.  Como lo repite constantemente el Dr. Mario Alonso Puig, cuando primero eres, entonces harás y podrás tener.

Cuando uno se hace consciente de aquello, la felicidad que se experimenta es fabulosa, casi mística. Recuerdo haber internalizado eso y haber experimentado esa sensación de agradecimiento absoluto. Estaba tan agradecida con la vida que sentía mi ser como un barril sin fondo de agradecimiento. Recuerdo que fue una mañana de abril maravillosamente soleada, con un cielo azul esplendoroso y completamente despejado en las afueras de Madrid. Sentí estar agradecida hasta la médula y eso me daba una sensación de felicidad indescriptible. Así, a la mitad de un día de trabajo observando la luminosidad increíble de esa mañana experimenté una felicidad casi meditativa por el solo hecho de hacer un recuento de todo lo que tenía por agradecer. Y tengo realmente TODO porqué agradecer.

A veces observo a gente “gris” que va por la vida quejándose de todo y entiendo perfectamente que haya muchas situaciones que nos pueden crear aflicción si no aprendemos a ser conscientes que a todo le podemos sacar una lección. Y ¿cómo no estar agradecidos por cada lección aprendida?

Nada más empezar el día ¡qué alegría por favor tener un día más para experimentar la vida!  A veces nos comportamos como si la vida estuviese asegurada y damos por descontando que amaneceremos vivos cada día. No, no hay garantías ni nadie nos debe la vida cada día. Así que, ¿no es despertarse vivos ya razón suficiente para estar agradecidos hasta la médula? Nos despertamos y nos damos cuenta de que estamos sanos, que podemos respirar, que nos podemos mover, pensar, que nuestro cuerpo funciona bien. ¡¡Hurra!! Tengo claro que hay personas que no se despiertan con la salud plena que quisieran. Desde mi punto de vista, y sé que no todos coincidirán conmigo, aquellas enfermedades no son un castigo, son un mensaje del cuerpo que tenemos que saber interpretar. En mi entendimiento actual, un gran porcentaje de las enfermedades (hay quienes dicen, todas) son consecuencia de algún tipo de desbalance emocional en nuestro interior. Y entonces desde esa perspectiva también se puede estar agradecido por ese episodio de no salud plena por el que podemos estar pasando.

En mi caso, estoy profundamente agradecida por los dos episodios depresivos de cuatro semanas que pasé en febrero del 2016 y en agosto del 2020. En esos momentos, aunque la estaba pasando catastrofalmente mal, no dejé de tener la confianza plena (Urvertrauen, en alemán) de que todo estaría bien en algún momento. Claro, no se trata de no hacer nada tampoco, conseguí la ayuda de psicólogos profesionales, libros, cursos, etc. Y ahora en retrospectiva, la palabra que describe lo que siento por aquellos eventos en mi vida es amor, amo lo que me pasó porque eso me trajo oportunidades enormes de crecimiento personal y desarrollo de mi ser, que, de no haber ocurrido, tal vez nunca hubiera experimentado. La noche oscura del alma, que le dicen. Y luego de la noche, amanece otra vez.  Que quede claro, no le estoy deseando pasar por eso a nadie. Lo que digo es que, si ya nos sucede aquello aparentemente tan “malo”, lo mejor es saber sacarle partido porque lleva consigo tantísimo porqué estar agradecidos.

Además, la sensación de bienestar que trae consigo el estar agradecido es indescriptible. En mi caso se siente como que puedes abrazar al mundo entero, sientes que amas al mundo entero, te sientes feliz en cada célula de tu cuerpo y feliz con el mundo entero. Esos momentos son de verdad casi místicos.  Pero también vale el agradecimiento de la vida cotidiana, por estar vivos, sanos, tener un techo, comida, vestido, educación, gente, amigos o familia con la que nos sentimos a gusto, de la que podemos aprender, a la que podemos ayudar, con quien podemos compartir, crecer, amar y agradecer.

Agradecimiento como el que siento y profeso por todas aquellas personas que me han tocado con su arte, con su música, con su poesía, con su talento. Una de esas personas es Pablo Milanés quien se ha convertido en eterno e inmortal por su legado musical.

Creo que una de las primeras canciones que oí de él fue en el colegio, aquella que empezaba con Yo pisaré las calles nuevamente, de lo que fue Santiago ensangrentada, y en una hermosa plaza liberada me detendré a llorar por los ausentes…”. Recuerdo mucho esas épocas, cantando a todo pulmón con mis amigas y acompañadas por alguna guitarra aquellas canciones de trova que tal vez no entendíamos del todo, pero amábamos con todo nuestro corazón.  Viviendo enamorada de la vida y el amor, no es raro que me hayan impactado sus textos como “Yo no te pido que me bajes una estrella azul, sólo te pido que mi espacio llenes con tu luz…. O aquella que dice El tiempo pasa,
nos vamos poniendo viejos y el amor no lo reflejo como ayer. En cada conversación, cada beso cada abrazo, se impone siempre un pedazo de razón…”.
Canciones parar soñar. ¡¡Gracias por la música querido y eterno Pablo!!

Y tú, ¿ya vives en agradecimiento? Anímate y haz una lista de 10 cosas por las que estés agradecido cada día al despertar y cada noche al acostarte. Verás como tu atención se concentra en encontrar las cosas buenas que vives cada día y ser agradecido será tu forma de vida.

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