En este nuevo episodio de nuestro blog “SALUD SIN DRAMAS” conversamos con la terapeuta María Colla Chiaraviglio sobre la Comunicación No Violenta (CNV) específicamente de los 4 pasos propuestos por Marshall Rosenberg hace varias décadas para aprender a comunicarnos sin generar más violencia ni conflictos.
Este método está basado en estos 4 pasos:
- Describir objetivamente los hechos
- Expresar los sentimientos reales
- Expresar las propias necesidades
- Formular la petición que queremos hacer
Coincidimos con María en que este método no solo sirve para reducir la violencia cuando nos “quejamos” de algo o alguien, sino que obviamente también se puede usar para expresar nuestros sentimientos de afecto, reconocimiento y simpatía a alguien más.
En las relaciones interpersonales suele pasar que las personas nos fijamos más en lo que los otros («nos») hacen que en las razones de porqué sentimos como sentimos. Es muy común oir frases como: «me miente», «me traiciona», «me grita», «me ignora». Ese modo de pensar nos desempodera totalmente porque deja nuestro bienestar en las manos de lo que haga o deje de hacer otra persona. Si le quitamos el «me» queda más claro que esas personas hacen lo que hacen (y sus propios motivos y razones tendrán de actuar como actúan) y que no «nos» hacen cosas. El resultado de que «nos» hagan cosas ocurre solo si nosotros participamos, si nosotros interactuamos con esas personas que hacen cosas que a nosotros no nos hace bien. Por ejemplo, tu hermana «te» grita. Si en vez de enfocarlo como que tu hermana «te» grita, lo entiendes como que tu hermana grita (a ti y quien interactúe con ella), te das cuenta que puedes relacionarte con ella de otra manera para que sus gritos no recaigan sobre ti. [Ojo que estamos hablando de interacciones humanas comunes y corrientes y no de casos extremos]. Al quitarle el «me» a «me están haciendo algo» lo convertimos en: «esas personas hacen algo y yo no quiero participar de eso». Esta forma de verlo nos empodera porque la acción y solución están en nuestras manos. Eso sí, tenemos que tomar decisiones y poner en una balanza las opciones para saber cuál nos trae más bienestar a nuestra vida. Siguiendo el ejemplo, podría preguntarme qué me trae más bienestar: la relación con mi hermana aun sabiendo que grita y me caerán sus gritos y que a mí eso no me gusta nada, o vivir mi vida sin gritos, disminuyendo las interacciones con mi hermana a quien seguiré queriendo pero de más lejos.
La manera en que hemos sido socializados puede volverse una obligacion cultural. Cuando éramos niños no teníamos muchas alternativas, éramos 100% dependientes de nuestros criadores (padres, abuelos, etc.), pero siendo adultos nosotros podemos decidir qué partes de esa socialización inicial nos sirven, nutren y generan bienestar y cuáles no. La buena noticia es que nosotros podemos decidir y sacar de nuestras vidas aquello que no nos genera bienestar y en lugar de eso adoptar y crear la forma de vida que si concuerda con nosotros en la etapa actual de nuestra vida de adultos. Con María conversamos de nuestros propios ejemplos de creencias (auto)impuestas. Ella era una generala de la verdad con estandarte y todo y yo era una paladina de la puntualidad. Suena graciosa la forma en que lo contamos, pero a veces ser rígidos en ciertas creencias nos genera conflicto interno y sufrimiento. La buena noticia otra vez, es que nosotros nos podemos deshacer de las creencias que nos quitan paz y quedarnos solo con aquellas que aumente nuestra paz interior (y con ello aumentar nuestra salud emocional, mental y física), lejos de conflictos.
Algunas veces cuando entramos en conflicto con alguien no le damos tiempo a nuestra corteza prefrontal a reaccionar como un adulto autoregulado, sino que dejamos que nuestra amigdala nos secuestre y reaccionamos con un temperamento del que muchas veces luego nos arrepentimos proque terminamos hiriendonos a nosotros mismos. Este suele pasar cuando no somos conscientes de nuestras propias necesidades y en vez de cubrirlas nosotros mismos nos metemos en un conflicto por esperar o exigir que otros lo hagan por nosotros. Actuamos desde el niño, la niña herida en nosotros y no desde nuestro yo adulto. Al darnos cuenta de eso tenemos la oportunidad de ser compasivos y suave con nosotros mismos, de entendernos y llenar nuestras propias necesidades no satisfechas una vez que las logramos identificar.
De todos estos temas, siempre dentro del método de Rosenberg sobre la Comunicación No Violenta conversamos María y yo, deseando que la charla, los ejemplos y las reflexiones te sean de utilidad.
María además de ser terapeuta, actriz, arquitecta y muchas cosas más es una persona fascinante. Encuentras más sobre ella aquí: https://enmilpalabras.blog/hall-of-fame/
¡Por una vida plena, larga, sana, vital, feliz y de comunicación sin violencia!
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¡Muchas gracias! ¡Nos vemos en el siguiente episodio!
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Aquí encuentras la entrevista completa, de 53’:
Un gran tema y linda entrevista! Gracias!
Hola Sandriux! Ahora sí te reconocí jajaaja. GRacias! Quiero hacer otra más con María sobre el amor y las tantas formas que tenemos de malentenderlo 🙂