¿Quién lo hubiera pensado? Yo desde luego, no. Cuando este blog salió a la luz, hace precisamente 1 año, recuerdo que sentía mucha emoción de poder “dar a luz” a este hijo que salió de mis entrañas cerebrales, hijo que había empezado a gestar en mis fantasías solo un mes atrás. Pero también sentía miedo de que no guste, que nadie lo lea. Recuerdo que mientras lo planeaba, pensaba “con que lo lean 30 a 40 personas, ya sería un éxito”. Cada primero de mes empecé a publicar videos en mis redes sociales celebrando muy emocionada que teníamos, 100 lectores, 400, 1000, etc. En algún momento dejé de celebrar. De ver el vaso medio lleno, empecé a ver el vaso medio vacío y pensaba “que pena “solo” 3 mil lectores”, “solo” 4 mil, “solo” 5 mil…
¿No son fascinantes los juegos que nos juega la mente?
Al comienzo pensaba en publicar 1 ensayo, 1 entrevista y 1 recomendación de libro ¡¡cada semana!! Ahora me causa mucha gracia. Mi sabio marido me dijo que no haga eso, que era imposible mantener ese ritmo. Por suerte, le hice caso, y dije, ok, una publicación por semana. Él me decía, es igual mucho, escribe solo cuando quieras, da igual si una vez por semana, o dos, o ninguna. Pero yo dije, no. Quiero hacerlo bonito y sobre todo disciplinadamente y haré una publicación cada semana. Y solo “fallé” con mi propio compromiso personal 3 semanas, una que estuve enferma y 2 de vacaciones, pero eso fue al comienzo, porque en el transcurso del año, aunque haya estado enferma con el cuerpo cortado por alguna infección a la garganta o haya estado de vacaciones en cualquier lugar del mundo, siempre hice mi publicación semanal.
Ha pasado ya un año y también pasaron 38 ensayos, 120 libros recomendados -muchos con entrevistas a los respectivos autores- y pasaron también 31 tertulias con nuestros geniales colaboradores invitados. ¡Vaya producción! Me alegra, me enorgullece, me emociona haber cumplido conmigo misma y haber podido producir algo que haya captado mediano interés y que para algunas personas haya sido tan importante. Lo que más me gusta de todo, junto con la satisfacción de tener un blog tan bonito -al menos a mí, el blog me parece hermoso- son aquellos mensajes que he recibido de gente, a veces conocida, a veces desconocida, quienes me agradecían por el contenido de alguno de los ensayos, porque les había hecho reflexionar, ver las cosas que los aquejaban de otra manera, o simplemente ayudado a transitar por situaciones difíciles por las que estaban pasando. ¡Wow! Cuando leía esos mensajes pensaba para mí misma: valió la pena, todo el esfuerzo valió la pena.
Y ese es el otro lado de la medalla. Mantener un blog de modo disciplinado y constante, con publicaciones semanales, cuesta esfuerzo. Confieso que hace algunas semanas apareció la idea de “apagar” el blog. Estaba cansada. En un momento decidí cerrar el blog. Luego pensé que tal vez no tenía que ser tan definitivo. Mi sabio marido me convenció de que no “cierre” nada, tal vez mejor solo una pausa o tal vez mejor solo escribir o publicar si me dan ganas y no siguiendo mi disciplina prusiana. (A veces me dice que soy más alemana que él, sobre todo en lo de la disciplina jajaja).
Creo que ha llegado el momento de pausar. Como soy muy de números parece que no fui capaz de pausar, de interrumpir la producción de mi blog en un momento x, tenía que ser numéricamente aceptable. Por lo visto 1 año o 100 publicaciones (wow!) le parecen una marca aceptable y apropiada a mi mente numérica, jajaja.
Aunque se me han quedado 5 ensayos a medio terminar en el tintero y una larga lista de temas por escribir, voy a pausar la escritura por ahora. La pauso porque me da flojera seguir en ese ritmo disciplinado que yo misma me había impuesto. La pauso porque no quiero que mi única razón para escribir sea la disciplina, quiero escribir con las ganas locas y la emoción que sentía al comienzo. Si es que vuelven. Y por eso esta pausa.
También es verdad que, con mi otra pasión, la música, me queda menos tiempo. ¡Hasta dejé de ir este año al gimnasio! Me encanta ser parte del coro polifónico de mi ciudad. Pero vaya que es un compromiso grande de ganas y de tiempo. Me encantó poder aprender toda una misa de Réquiem en latín en solo dos meses para los conciertos de semana santa. Aquello requirió de mucho tiempo/práctica. Con todas las nuevas responsabilidades que he asumido en el trabajo, me queda también menos tiempo para mis pasiones. Y como ya pasó la temporada de pandemia y otra vez se retomaron los viajes por trabajo, ya ni tiempo para los ensayos del concierto de verano del coro he podido hacer. Me dio pena no poder participar en el concierto, pero también me dio alivio haber tomado la decisión desde el comienzo de no obligarme a hacer encajar cosas en un tiempo en el que simplemente no encajaban. Lo que sí quiero es tener tiempo para cantar y ensayar para el concierto de navidad, a pesar de los nuevos viajes por trabajo que ya están programados el resto del año.
Seguiré de algún modo con mis pasiones de siempre, la lectura, la escritura y la música. También quiero descubrir pasiones nuevas como la pintura y la actuación. No mañana, pero si en algún momento. Y también retomaré el deporte.
Mientas tanto pauso mi blog amado, al que le he puesto tanto amor, tanta dedicación, tanta creatividad y tanta disciplina. Pero lo que más le he puesto es amor.
Les agradezco a los más de 6 mil lectores por las más de 36 mil visitas, por los comentarios, los aplausos, las arengas para continuar. Agradezco a todos mis invitados por sus ganas de colaborar. Y le agradezco a la vida por dejarme crear para contribuir.
¡MUCHAS GRACIAS DE TODO CORAZÓN!
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