COMO AGUA QUE FLUYE (Parte 1)

La mitad de mi vida viví identificada con aquel prototipo de personalidad, la “Guerrera”, la que lucha, la que hace que las cosas sucedan, la que insiste y persiste, la que no se rinde, la que viene, ve y vence. Y es verdad también, que para esa mitad de mi vida ese arquetipo de personalidad fue el correcto, el adecuado, el más apropiado.

¿Por qué? Viniendo de donde yo vengo, un país azotado por la violencia terrorista de la década de los 80 y los primeros años de los ’90, es lógico que una niña adopte esa idea de personalidad como algo propio poque es el resultado de vivir inmersa en una sociedad donde todo es guerra. Guerra armada, guerras políticas, guerras en los medios de información masiva (o de desinformación masiva, como yo prefiero llamarlos) y más aún si además tienes guerra en tu casa, guerra familiar.

La identificación con una “Guerrera” como algo positivo se afianza cuando en la universidad en la que llevas estudios de ingeniería, te ves confrontada con profesores que no tienen ningún disimulo al decirle a las tres chicas de la clase de dibujo técnico, en medio de las risotadas de un mar de estudiantes hombres, que ellas le están quitando el sitio a “estudiantes de verdad” porque ellas están en la universidad solo para conseguir marido.  Y no estoy mintiendo, ni siquiera exagerando. Esas fueron las palabras exactas del impresentable que tuvimos por profesor de ese curso. Entonces no te queda otra, TIENES que ser “Guerrera”. ¿De qué otra forma ibas a maniobrarte en medio de ese machismo de pacotilla en tus años de tierna juventud? Tenías que ser “Guerrera” para irte a pelear con la decana de tu facultad y decirle que cómo es posible, que ella misma, siendo una “ella” y no un “él”, admita que en los anuncios de puestos para prácticas pre-profesionales, tan codiciados en esas épocas, el primer “requisito indispensable” sea:  sexo masculino. ¡Pero qué diantres! Es verdad que ese tipo de cosas sacaban a flote a la “Guerrera” que se había formado en mí.

Esa “Guerrera” adquirió también mucha experiencia en los seis meses en los que estuve trabajando en un barco crucero en el mar caribeño. No porque el trabajo fuera pesado, que lo era. Trabajábamos 13 horas al día interrumpidas por un descanso de 4 horas de pausa a la que aprendimos a sacarle el jugo. No, el motivo fue otra vez el machismo. Cuando vas a trabajar a un barco sin experiencia previa no sabes con lo que te vas a encontrar. A mis 22 añitos, tan guapa sin saberlo, no tenía claro que en el momento que subes al barco te ponen un letrero que dice “carne fresca”.  La “Guerrera” tuvo que aparecer otra vez para poner en su sitio a cuanto tipo se aparecía creyendo que en vez de trabajar habías ido al barco a buscar marido, amante o algún tipo de entretenimiento amoroso. Era guerra hacerle entender al fontanero, un italiano muy guapo, que no, que precisamente tú no tienes ningún interés en él. Además de tener que explicárselo a otras compañeras de trabajo que no entendían por qué no me interesaba en ese señor. Guerra era explicarle a un camarero rumano que no me preste dinero porque simplemente no me hace falta, mucho menos cuando entendí que lo que él quería hacer era darme un “adelanto de contrato”. Hay que ver lo que se encuentra una en este mundo. Guerra era decirle al panadero francés de a bordo que deje de mandarte notitas de amor en el pan y que si lo vuelve a hacer una sola vez más lo acusas de acoso en el puente ante el primer oficial. La guerra se hizo gorda cuando el que te venía a buscar a tu oficina para hacerte galantes y dudosas ofertas era el mismísimo primer oficial de a bordo. Un italiano que por lo visto se había encontrado con pocas “Guerreras” en su vida y no estaba acostumbrado a un No. Y como para una “Guerrera” NO es NO, pues lo tuvo que aprender.

El problema de todas esas guerras es que cuestan mucha energía. En esa época no lo sabía, pero todo tiene un precio. El ser “Guerrera” también. Es un precio energético el que se paga. No es gratis sacar esa fortaleza todo el tiempo y sin pausa. Hace un año terminé de entender que mientras yo siguiera pensando que “soy Guerrera”, vibrando así, sintiendo así, comportándome acorde a esa frecuencia “Guerrera” ¿qué es lo que me iba a encontrar en la vida una y otra vez? Pues, GUERRAS. Es obvio. Es tan obvio que me sorprende que me haya tomado tanto tiempo entenderlo.

Recuerdo que el 2019 mi psicóloga se despidió con las siguientes palabras: “La segunda mitad de su vida puede (en el sentido de tener permiso) ser fácil. Ya luchó suficiente”. Me pareció bonito y sí, le encontré sentido, pero no en toda la vastedad de su significado. Un par de años después siguiendo por redes sociales a gente que propaga conocimiento con respecto al crecimiento personal, entendí de un solo golpe a qué se refería mi sicóloga. Mientras yo siguiese posicionándome como “Guerrera” no me faltarían guerras por lidiar. En ese momento y siguiendo las enseñanzas aprendidas, decidí que ya no me identifico con una “Guerrera” sino con el “Agua que fluye”. Hay muchas analogías que me reafirman en mi elección de ser “Agua que fluye”. El agua es vida, el agua limpia, el agua que fluye no crea resistencia, pero siempre encuentra su camino. Al agua que fluye nada se le opone. La vida es más fácil sin guerras y el “Agua que fluye” no gasta su energía en dificultosas luchas, el “Agua que fluye” se adapta para fluir en paz, con alegría, creando, limpiando. No reniego de mi pasado de “Guerrera”, al contrario, porque fui “Guerrera” ahora me doy el lujo de ser “Agua que fluye”.

¿Y tú? ¿Con qué te identificas?

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4 comentarios en “COMO AGUA QUE FLUYE (Parte 1)”

  1. Liebe Ana María,
    ich mag das Bild des ‘mind like water’ sehr. Es ist beweglich und geschmeidig, aber auch kraftvoll und klar. Ich fühle mich in diesem Zustand auch sehr wohl. Ebenso bedeutet es auch für mich, eine innere Gelassenheit zu haben ‘to be ready for anything’. Ich freue mich, dass ich deinen Weg nun schon seid 2018 miterlebe und finde es riesig, dass du hier nun eine wunderbare Form gefunden hast, deine Worte zum fließen zu bringen. Liebe Grüße Andrea

    1. Ana María Núñez de Arzt

      Danke meine Liebe! Ich weiss, dass Du mein Bild «como agua que fluye» sehr gut verstehen kannst. Dieser mindset ist so energieschoenend. Diese kleine und einfach Uebung von dir, in 2018 «guck dir mal Stellenanzeigen an»… wer haette gedacht, dass sie so eine unfassbar gigantische Auswirkung schaffen wuerde! In Sept. 2018 bewarb ich mich bei der ESA und in Nov 2018 kuendigte ich meine alte Position, Karriere, Land, Leben und Mindset. Was fuer eine Reise seit dem! Viele liebe Gruesse zurueck!!

  2. Me gusta poder conocerte más por dentro leyendo lo que el volcán, que tienes dentro, expulsa al exterior.
    Conmovedor, sincero y en ocasiones, agotador. El demostrar cada momento de tu vida tu valía guerreando. Espero que hayas encontrado el equilibrio y la paz para manejar una vida sin conflictos.
    Enhorabuena por el blog. Pondré tu link en el mío.

    1. Ana María Núñez de Arzt

      Hey Ramón! Qué gusto!! Pues sí, por fin lancé mi blog, pero es un «soft launch», como no tengo instalados aun los plugins de likes no le quiero hacer mucha promoción todavía. Ya vendrá! Además así tengo tiempo de seguir escribiendo y publicando más cosas con calma. Mi volcán te resulta agotador? jajaajaja, sincero tú. Sí, encontré mi equilibrio y lo celebro y por eso lo cuento sin ningún problema, porque estoy feliz de haber tenido mis décadas de guerrera también, porque solo por eso, ahora puedo ser como el agua que fluye en paz consigo misma y los demás. Gracias! Me hace mucha ilusión mi blog, me encanta como quedó 🙂 . Gracias por linkearme. Btw, estás cordialmente invitado a compartirnos 5 libros que nos quieras recomendar. Te animas? Un saludo hasta Madrid!

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