EQUILIBRIO DINÁMICO

Ayer vi una entrevista que le hicieron a Yokoi Kenji, un conferencista colombiano-japonés que resalta diferencias entre la cultura latina y la cultura japonesa. No sorprendió oírle decir que Japón es el país con mayor longevidad, con el número más elevado de centenarios en el mundo y el país con el índice de violencia más bajo, pero si me sorprendió oír que Japón también tiene un índice muy alto de suicidios. Pero lo que más me sorprendió fue la explicación para esa alta tasa de suicidios y es que los japoneses sufren de algo llamado “exceso de paz”.  ¿¿¿Cómo??? Yokoi prosiguió diciendo que la solución de su madre colombiana (su padre es japonés) para la crisis interna que él atravesó en su adolescencia fue mandarlo por un tiempo a Bogotá, donde podría experimentar esa dosis del caos propio de vivir en nuestros países latinos, cuidándose que no le roben a uno el bolso o el teléfono y demás situaciones típicas de capitales tercermundistas.

¡Guau! Vaya descubrimiento. En los últimos años vengo aprendiendo que no hay nada más valioso que la paz mental, que nuestra paz interior. Y de ello sigo absolutamente convencida. Pero los puntos que estoy conectando ahora son otros. Esa idea de que el “exceso de paz”, el tenerlo todo controlado, calmado, el tener todo solucionado puede inducir a las personas al suicidio; me hizo recordar que finalmente no es cuestión de blanco o negro, no es una cuestión binaria, no es cuestión de paz total o caos total. Recordé el concepto del equilibrio y las leyes de la entropía que estudié en la universidad.

Y creo que finalmente se trata de eso, el equilibrio es una cuestión fluida, dinámica y no estática como a veces nos lo imaginamos. No se trata del punto medio, no me puedo imaginar nada más aburrido que el punto medio, pero tampoco se trata de los extremos absolutos. De las leyes de la entropía recuerdo que estamos en constante vaivén entre la entropía total y el orden total.

Un ejemplo personal. Yo vivo desde hace algún tiempo en Ojén, un pueblito en las montañas de Marbella, el lugar perfecto para vivir durante la pandemia. No hay mucha gente, la urbanización es cerrada, no hay españoles, son casi todos europeos nórdicos que vienen a sus departamentos del sur solamente por algunas semanas al año. En consecuencia, tenemos aquí paz absoluta. No circulan autos, ni personas, ni siquiera hay perros sueltos (por lo que fue fácil entrenar a mis gatos a salir a pasear). Tenemos una vista sin barreras a las montañas y al mediterráneo y lo único que se oye es el ruido de los animales del valle, ovejas, caballos, burros, gallos y hasta un pavo real. Paz total. Yo misma me preguntaba si estaba loca o qué, porque mientras yo vivía mi paz total, envidiada buenamente por algunos amigos, sentía que “me faltaba la ciudad”. Y por eso fui feliz cuando el trabajo me trasladó a Madrid y las normas me obligaron a reducir mi paz casi tibetana a solo dos semanas al mes para pasar dos semanas en el bullicio del centro de Madrid, porque lógicamente, cuando estoy en Madrid, estoy en el mismo centro, al lado de la Plaza de España, a un lado del Palacio Real. Según yo, se trataba de mi necesidad de cultura, pero luego de oír a Yokoi, entiendo que más que de mi necesidad cultural se haya tratado de la necesidad de mi dosis de caos, de la búsqueda de la vida agitada, del bullicio y de las calles llenas de transeúntes. Obviamente durante los días que estoy en Madrid no hay noche que después del trabajo no vaya a ver alguna obra de teatro o musical o exposición o al menos al cine o un concierto. Me encanta caminar por la Gran Vía entre la Plaza de España y Callao, el Broadway madrileño, siempre lleno de gente.  Ahora lo entiendo mejor, no es solo que me guste disfrutar de la oferta cultural de una capital europea en mi idioma, es sobre todo que necesitaba esa pequeña dosis de caos que completa la figura.

Reflexionando sobre esto, recuerdo también algún episodio de la sit-com estadounidense “The big bang theory” en la que dos científicos teorizan sobre el universo y desarrollan la teoría de la “Super asimetría” formulando que solo con una asimetría se podía terminar de completar el cuadro de la teoría de cuerdas, que solo con una “imperfección” se podía finalmente completar la perfección.

La verdad que le encuentro mucho sentido a lo explicado por Yokoi, a la teoría de la serie y a lo observado en mí misma. Claro, Yokoi también explica que en la cultura latina nos sobra caos y nos haría bastante bien reducirlo, reducir lo impredecible, aprender más disciplina, aprender a cumplir con las agendas, con los horarios, aprender a programarnos. Él concluye también que los japoneses podrían aprender de los latinos la capacidad de improvisar en momentos de crisis. Pero todo exceso es contra productivo. A los latinos nos consta que, si todo se basa solo en la improvisación, simplemente nada funciona. Luego de haber pasado la mitad de mi vida en Alemania, que es una cultura similar a la japonesa en lo que se refiere a disciplina, planeamiento y análisis, me consta que quien domina esa parte, quien puede generar en los demás certeza, confiabilidad y confianza y le pone a eso una dosis del talento natural latino de saber improvisar en cualquier situación que lo requiera, le proporcionará a quien domine ambas estrategias una grandísima ventaja competitiva; lo que finalmente es el secreto de muchos profesionales latinos que emigramos al primer mundo.

Lo mejor de este descubrimiento es entender que esa pequeña dosis de caos es necesaria, que es la que hace “perfecta” nuestra vida, la completa.  Me fascina la idea del propio movimiento natural para alcanzar nuestro equilibrio dinámico sin llegar a extremos, como el vaivén de las olas del mar. ¿Y tú? ¿Completaste tu figura?

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2 comentarios en “EQUILIBRIO DINÁMICO”

  1. Gracias por compartir Ana, un gusto haberte conocido hoy en biodanza. Yo ayer aprendí que tengo el nodo sur en Piscis que quiere decir caos y el nodo norte en Virgo que quiere decir orden, el nodo sur es el que controlamos bien y el nodo norte es lo que tenemos que aprender. así que resueno con lo que cuentas, un abrazo

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